DIEZ MANDAMIENTOS DE UNA ESPOSA Y MADRE
“Cuando uno encuentra una esposa digna, su valor es mucho más que el de las perlas. Su esposo, confiando su corazón a ella, siempre saldrá ganando.
Ella le traerá felicidad, todos los días de su vida.” – Proverbios 31:10-12
- Desarrolla una relación íntima y personal con Jesucristo. Él es tu primer amor. Permitirle que te mueva, que te perdone, que hable contigo, te guíe, te sane y que te llene. Trata de llevar un diario espiritual de mensajes de inspiración que has sentido de él, incluso si los mensajes son cortos, foméntalos y compártelas con tu esposo.
- Mantén tus prioridades en orden – Jesús en primer lugar, segundo tu marido, tercero tus hijos, etc. Lo mejor que puedes hacer por tu esposo es amar a Jesús y verlo en tu esposo, a pesar de los defectos y las debilidades que tu esposo pueda tener. Lo mejor que puedes hacer por tus hijos es hacerles ver el amor de su padre. Trata de no trabajar fuera del hogar. Si tienen que trabajar fuera de casa, trata de asegurarse de que tú trabajo no interfiera con tus responsabilidades primarias como esposa Cristiana católica, madre y mujer que vive en medio del mundo moderno. Hay una gran dignidad en la vida doméstica de esta triple dimensión de vocación. Desarrolla un programa semanal dejando a un lado tiempo primordial para Jesús, para tu esposo y para cada niño.
- Toma en cuenta de que tu eres el “corazón” de la casa y que tu esposo es la “cabeza” de la casa. Ambos trabajan juntos, la cabeza y el corazón para el beneficio de todo el cuerpo, que en este sentido es la familia. Incluso en un nivel puramente natural, la cabeza y el corazón trabajan juntos para beneficio del cuerpo: el corazón bombea sangre a la cabeza, la cabeza lo procesa y es capaz de funcionar y trabajar racionalmente. Es tu obligación y responsabilidad trabajar con tu esposo y apoyarlo con tu amor. El amor es el regalo más grande.
- Deja que tu esposo conozca los problemas y dificultades que tu y tus hijos están experimentando en el esfuerzo por vivir una fuerte vida cristiana en medio de una sociedad secular. Recuerda que los cristianos están llamados a ser “en el mundo, pero no del mundo.” Trabaja con Dios y tu esposo buscando soluciones. Por ejemplo, la televisión es peligrosa debido a la violencia sexual y la promiscuidad que dominan los programas de hoy en día. Decide con tu esposo que programas de televisión le permitirás ver a la familia. Tú y tu esposo deben ser disciplinados en este sentido, también. Por ejemplo, los deportes se han convertido en un dios falso en los Estados Unidos – sobre todo los domingos – y tendemos a exagerar. Del mismo modo, las telenovelas hacen ver bien las relaciones inmorales e ilícitas.
- Reza con tu esposo y con regularidad. Comparte tus ideas con él. Si tú mantienes un diario espiritual, compártelo con él. Pide y permite que el Señor santifique y purifique tu relación con tu esposo. Pide al Señor la fuerza de amar a tu esposo con el mismo amor y pureza que Él tiene para ti y tu Iglesia.
- Dedica buen tiempo con cada niño, amando a cada uno de ellos completamente como él o ella lo necesitan. No hay nada que comparar con el amor de una madre hacia un niño. Tú sabrás intuitivamente las necesidades de cada niño y los problemas. Tratar a cada niño de manera única y personal. El poder de afirmación de amor de una madre es tremendamente abrumador y algo verdaderamente maravilloso. Los niños lo necesitan. Ellos lo necesitan para un desarrollo pleno y adecuado. Comparte abiertamente con tus hijos y permíteles ser abiertos contigo. Tú debes saber sus miedos, preocupaciones y tentaciones. Ora todos los días por orientación y sabiduría – tanto para ti, como para ellos. Atrévete a disciplinar con amor y firmeza.
- Apoya a tu esposo en la creación de un lugar de devoción familiar dentro de tu hogar. Anima a los miembros de tu familia en
devociones de la familia para colocar todo en manos de Dios – preocupaciones, miedos, dudas, dificultades y tentaciones. Establece un “Libro de Peticiones” familiar, similar a la que se encuentra en tu iglesia parroquial y que miembros de la familia libremente puedan escribir en él. Inculcar en ellos la verdad de que Dios es realmente su padre y que la Santísima Virgen María es realmente su madre. Inculca en ellos, también, que el Espíritu Santo está realmente presente en cada uno de ellos, deseoso de trabajar activamente en cada una de sus vidas. Recuérdeles que Jesús vive en sus corazones, les está hablando y amando constantemente y está dispuesto a perdonar. Fomenta el uso de los sacramentales entre los miembros de tu familia. Los sacramentales son “signos sagrados con un determinado parecido a los sacramentos y por medio del cual se significan efectos espirituales y son obtenidos a través de las oraciones de la Iglesia “(Catecismo de la Iglesia Católica, Glosario). Ejemplos de los sacramentales son la señal de la cruz, el agua bendita, inscripción en el Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo, medallas religiosas, bendiciones, peregrinaciones, procesiones, Estaciones de la Cruz, arte sacro, rosarios y la veneración de las reliquias. Los sacramentales se diferencian de los siete Sacramentos, pero son todavía muy importantes en la vida de un cristiano católico. Además, debes promover visitas espontáneas al Santísimo Sacramento con miembros de tu familia, por ejemplo, cuando vas a la ciudad a hacer mandados. - Trata de establecer un estilo de vida sencilla, humilde y no violenta. Esto es un reto especialmente en la cultura que vivimos hoy en día, satisfacciones, materialismo e individualismo. Estamos llamados a la virtud heroica aquí – la esencia misma en la que una persona es un santo canonizado. Las estrellas de cine, los héroes de la televisión y héroes del deporte no son generalmente los mejores modelos para los niños. Tengan cuidado de las canciones que sus hijos están escuchando y los carteles que cuelgan en sus dormitorios. Esto requiere la sabiduría por parte tuya y de tu esposo – y una firme y amorosa disciplina por parte de los dos.
- Trata de discernir con tus hijos – por separado – el llamado del Señor a cada una de sus vidas. Cada niño es llamado a
poner a Dios primero y de servirle con su corazón entero. Esta es una tarea difícil, sin embargo, heroico en el mundo de hoy. Usted puede enseñar a sus hijos cómo hacerlo. Oren por la sabiduría y los conocimientos técnicos. - Con tu esposo, has que el día Domingo en verdad sea el día del Señor y de unión familiar. Anima a tu familia a recibir frecuentemente el Sacramento de la Confesión y el Sacramento de la Sagrada Eucaristía. Contribuye a asegurar la celebración del los sacramentos por miembros de tu familia regularmente. El sacramento de la confesión debe ser participado por lo menos mensualmente y el Sacramento de la Eucaristía debe ser participado por lo menos una vez por semana. Lleva a tu familia a la misa dominical precisamente como familia. No le des a tus hijos adolescentes una opción. Si lo haces, no estás cumpliendo con tu vocación de madre. Una vez más, haz todo lo que puedas para hacer el día domingo, día del Señor y de unión familiar, es decir, un día de oración, relajación y recreación. Esto requiere de creatividad, imaginación y planificación frecuente de antemano. Obtén opiniones de tu esposo y de los niños mayores a este respecto. Recuerda, cualquier recreación buena y sana es en realidad una “recreación” del cuerpo y alma.
(Inspirado y adaptado de Familia Sobreabundante Amor por el Padre Bill McCarthy, MSA)
Oración Por Nuestra Familia
Padre Celestial, Dios bueno y misericordioso, mantén a nuestra familia en tu amor. Haz de nuestro hogar un lugar donde abunden la santidad y el amor. En nuestras acciones cotidianas, ayúdanos a cada uno de nosotros a aprender a ser más como Jesús. Ayuda a nuestra familia a imitar a la Santa Familia de Nazaret: Jesús, María y José. Ayuda a nuestra familia a aprender de los buenos ejemplos de otras familias, sobre todo las que te agradan a Ti en su forma de vida. Que los miembros de nuestra familia aprendan a dar siempre verdadero y buen ejemplo de vida Cristina de fe, esperanza y amor. Ayuda a nuestra familia en el aprendizaje de soportar el dolor y el sufrimiento como lo hizo Jesús. Ayuda a los miembros de nuestra familia, también, a superar las dificultades y llevar sus cruces. Ayuda nuestra vida familiar a dirigirse a Cristo Jesús, fuente de toda verdad y felicidad. Te lo pedimos por Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. AMEN.
Oración Familiar A Nuestra Bendita Madre, María
Santa María, Virgen Madre de Dios, buscamos su patrocinio y te invocamos bajo el título de “Reina de las Familias”. Oh Santísima Madre, que fuiste concebida sin pecado. Que cada familia te elija el día de hoy como modelo para su hogar, junto con San José, tu amadísimo, castísimo y cariñosísimo esposo. A través de tu Inmaculada Concepción, conserva a todas las familias de los desastres, de la violencia y de las desgracias. ¡Oh Santísima Virgen, bendice y protege a todas las familias, fortalécelas en el juicio y guárdalas de todos los males. AMEN.